Barcelona green deal: ¿un pacto verde para la ciudad?

El pasado 14 de mayo varios miembros del grupo de investigación CRIT tuvimos la ocasión de asistir a la presentación para el mundo académico del Barcelona Green Deal, la estrategia económica para los próximos 10 años de la ciudad. Dicha estrategia se desarrolla en el nuevo marco expansivo impulsado por los fondos europeos NextGeneration, aunque ya se venía fraguando desde antes de que la pandemia forzara el programa de inversiones para la reconstrucción económica (de hecho, hay documentos de presentación del plan de enero de 2020). El acto de presentación se basó en un diálogo entre Collboni, Rémi Parmentier, ambientalista experto en economía verde y azul, y el economista Moisés Martín. Aquí pretendo presentar un esbozo de la estrategia y las dudas o lineas de investigación que me ha suscitado su presentación.

Imatge
El debate tuvo lugar en el Cibernarium, en el barrio de Poblenou

La estrategia de Barcelona se enmarca en el green deal Europeo, que se basa en tres patas, la digital, la social y la ambiental, Esta estrategia es un instrumento que se inspira en las propuestas de keynesianismo verde (green new deal) que popularizó Alexandria Ocasio-Cortez en el marco de la oposición a Trump y el desarrollo de las primarias del partido demócrata en los Estados Unidos. Sin embargo, tal y como señaló Moisés Martín, no es una estrategia oportunista: el keynesianismo verde estaba encima de la mesa desde los años ochenta, y especialmente desde la cumbre de Río, y la pandemia ha hecho acelerar el proceso de su adopción debido a una conciencia de falta de tiempo para resolver la crisis ecológica y la visibilización de sus consecuencias. En la misma linea, Rémi Parmentier puso de relieve que en breve nos habremos comido un cuarto del siglo XXI y que hay que hacer políticas del siglo XXI, por lo que hace falta desarrollar pactos verdes.

La estrategia

La estrategia para la ciudad de Barcelona está liderada por el socio minoritario en el gobierno de coalición, el PSC, con Jaume Collboni a la cabeza. El discurso sobre el que pivota el plan es juntar competitividad, equidad y lucha contra el cambio climático. En la presentación, Collboni destacó que la pandemia ha puesto de relieve los déficit del modelo económico de la ciudad, haciendo más evidente un diagnóstico que ya se estaba llevando a cabo sobre los problemas inherentes al modelo de desarrollo económico local. Sin embargo, había en el discurso de Collboni poco propósito de enmienda sobre las estrategias del pasado, tanto en el plano económico como en el urbanístico.

Dado que los responsables son herederos de la estrategia económica de la ciudad durante más de treinta años, ésta bebe de una determinada forma de entender el crecimiento económico de la ciudad y se tiene que entender más como una evolución de las estrategias ya existentes que como algo realmente novedoso. Así, un aspecto clave en la estrategia es la vinculación entre transformación urbanística y desarrollo económico, cosa que se traduce en la transformación urbana de seis áreas de la ciudad. En cada una de ellas se proponen uno o más proyectos candidatos a fondos europeos. Estas actuaciones urbanísticas van en paralelo a otras de carácter transversal.

Los ‘proyectos tractores’ para la nueva Barcelona (fuente: Barcelona Green Deal, abril 2021)

La transformación de infraestructuras y el impulso de los polos tractores se encuadra en el desarrollo de acciones en los tres ejes de competitividad, sostenibilidad y equidad, que incluyen diferentes objetivos y acciones concretas para llevarlos a cabo

  • Competitividad
    • ser la ciudad líder en materia de emprendeduría e innovación
    • ser la capital digital y tecnológica de Europa
    • ser un hub para el talento nacional e internacional
    • Ampliar la presencia a nivel internacional
  • Sostenibilidad
    • Fomentar la economía circular y transición ecológica
    • Ser Ciudad de referencia para nuevos polos de actividad económica
    • Transformar el modelo turístico hacia el valor y la sostenibilidad
  • Equidad
    • Fortalecer el tejido y las iniciativas de economía social y solidaria
    • Proteger la estabilidad y seguridad de la economía de proximidad
    • Garantizar la calidad del trabajo y la ocupabilidad de los ciudadanos

¿Que novedades implica esta estrategia? En el eje de competitividad, bien pocas. Se insiste en el papel de la ciudad como capital digital y tecnológica y en la retórica de competitividad y situación en los rankings internacionales para atraer inversiones y ‘talento’ (fuerza de trabajo cualificada). En este sentido, se sigue con la estrategia de competitividad que se marcó en los últimos 25 años alrededor del desarrollo del proyecto 22@ y la potenciación de la economía del conocimiento.

Una novedad de la estrategia es que se recupera el interés por los sectores industriales y se apela a la industria 4.0. in embargo, estas actuaciones están ordenadas bajo el eje de sostenibilidad de la estrategia, y no en el de competitividad. La industria había estado ausente en los grandes proyectos de ciudad como el 22@, y de hecho tal y como ha señalado Marc Martí, estos proyectos se pensaron como surgidos a partir de una tabula rasa, eliminando actividad productiva existente. Ahora el plan prevé el impulso de un eje productivo aprovechando y remodelando los polígonos de actividad económica del Besòs, y orientándolos hacia la industria 4.0 y la economía verde, así como la remodelación de la zona franca en la misma dirección. Pero no parece que esto esté en el centro de la estrategia para la competitividad, que se basa en gran medida en lo que Barcelona ya venía promocionando (la escasa reformulación del 22@ norte en terminos de actividades productivas es un buen ejemplo).

En cuanto a equidad, la estrategia incluye, como novedades, acciones para el fomento de la economía social y solidaria y la defensa de la economía de proximidad, principalmente el comercio local. El énfasis en trabajos de calidad y ocupabilidad ya estaba en la agenda de Barcelona Activa desde su creación.

Dudas y cuestiones para una investigación

Me ha sorprendido (en realidad no tanto) la falta de conexión entre los tres ejes propuestos. Por poner un ejemplo, ¿por qué la estrategia de competitividad no puede pivotar sobre la descarbonización y la economía circular, factores clave del eje de sostenibilidad, o la economía social y solidaria? Por otro lado, hay elementos que pueden ser incompatibles, si no se articulan muy bien entre ellos. Por ejemplo, la defensa del comercio de proximidad y la internacionalización de la ciudad pueden ser antagónicos, en tanto esta última transforma los modelos de consumo y atrae más visitantes a la ciudad.

A modo de conclusiones, a partir de la discusión en el acto de presentación y del documento que resume la estrategia, planteo una serie de preguntas y dudas sinceras que pueden ser objeto de futuras investigaciones y dar lugar a comparaciones entre ciudades por lo que respecta a su estrategia de desarrollo económico:

  • ¿Qué papel ha jugado y juega la ciudadanía en este ‘pacto verde’? La euforia de encontrarnos en un acto presencial después de más de un año de la cancelación de este tipo de actos hizo que fuera complicado participar en la sesión de preguntas. Esta es la que a mi me quedó en el tintero. ¿Como participa la ciudadanía en la elaboración de este pacto y hasta qué punto se la ha tenido en cuenta? Por poner un ejemplo, en la Barceloneta, vecinos y entidades del barrio lanzaron un pacto local para el fomento de las actividades económicas vinculadas al mar, cosa muy parecida al “fomento de un hub sobre la economía azul”. Hasta qué punto están estas iniciativas conectadas y los vecinos tenidos en cuenta? Como pueden los ciudadanos discutir sobre la estrategia económica de la ciudad más allá de votar a los partidos políticos? Los avatares del proceso participativo en la reforma del 22@ no invitan al optimismo, tampoco el proceso de aprobación del plan de reconstrucción económica que se estableció el año pasado y que acabó con entidades vecinales y ecologistas abandonando el proceso por falta de crítica al modelo económico.
  • ¿Como se distribuirán los (abundantes) recursos previstos para el plan? ¿Cuantos irán a cada uno de los ejes y qué ocurrirá si algunos proyectos no consiguen financiación Europea?
  • ¿Como se configurarán los pactos público-privados a los que Collboni aludia constantemente? ¿Que autonomía y capacidad de decisión tendrán los actores privados?
  • ¿Como se articula la estrategia con el modelo de movilidad? El documento situa al puerto y al aeropuerto como infraestructuras clave, ignorando el tren (aunque se menciona de forma abstracta). Se intuye un debate de fondo sobre esta cuestión que se ha visibilizado con el desencuentro entre Barcelona en Comú y el PSC sobre la ampliación del aeropuerto.
  • Rémi Parmentier sugirió la inclusión de instrumentos parecidos a los del acuerdo de París, los National Determined Contributions, a escala local. Esto permitiría que la ciudad se comprometiera a contribuciones ambiciosas al acuerdo de París. Esto me lleva a reflexionar sobre las medidas directas para atajar la crisis ecológica y la medición de su impacto. El documento del plan, que incluye un diagnóstico económico con variables sociales, no incluye un diagnóstico del impacto ambiental de la actividad económica. Hubiera sido deseable medir el impacto de los diferentes sectores en términos de CO2 de cara a la transformación económica. La pregunta que surge es ¿hasta qué punto la estrategia se compromete a afrontar la crisis climática más allá de apostar por cierta transición ecológica del modelo productivo?

Este conjunto de preguntas se vinculan a una pregunta de debate que subyace alrededor de estas cuestiones: ¿Puede el keynesianismo verde sacarnos de esta?

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